Cántale al amor en voz baja, y a todo grito por la libertad.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Tarde de domingo.

Las tardes de domingo… siempre iguales, si has salido el resto del fin de semana las secuelas de una resaca profunda son patentes; si no has salido un sueñecillo y unas ganas de no hacer nada se apoderan de ti, ¿a vosotros no os pasa? Y aun sabiendo todas las cosas que tienes para hacer o estudiar… ese gusanillo dominguero te lo impide.

Si tenéis novio/a esperáis su llamada buscando que él o ella este igual que tu y te saque de ese abismo de aburrimiento y pasarlo bien a través del teléfono (¿Por qué no?) o que vaya  a buscaros en coche y te de mil vueltas por sitios que ya habéis estado mil veces pero que nunca os cansáis de visitar (juntos) ; si os gusta alguien apuesto a que estáis en el chat de cualquier red social ansiosos y ansiosas de que os abra la pestañita de: “el o ella te habla” y ahí es cuando si él o ella os habla se os pasa todos los males, la tarde de domingo ya ha merecido la pena y una sonrisa picarona inunda vuestra cara al menos hasta el lunes por la mañana, en el caso contrario de que él o ella no os hable…. Siempre queda el esperar a ese domingo por la noche por si suena el “pim” de la ventanita del chat y si a última hora de ese domingo no suena un “pim”… apuesto a que le o la maldecís prometiéndoos que nunca más estaréis esperando (mentira). En caso contrario a todo lo anterior seguro que tenéis el o la típico o típica amiga que se encuentra en tu misma situación y habláis de mil y un tonterías (aun sabiendo ambos que tenéis mil cosas que estudiar).

Aunque siempre la mejor opción es la taza de café, unos cuantos capítulos de tu serie favorita y esperar sin más a que ese domingo pase, para esperar que la semana sea mejor.

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